“Las instituciones Educativas deben enseñar y educar para la vida, desde una perspectiva dialógica y ambientalista”.
La educación es un encargo social que se debe proponer como una necesidad y no como una obligación en las instituciones educativas del país.
Desde esta propuesta el proceso educativo debe tener en cuenta las necesidades y expectativas de los educandos, pero sobretodo la diversidad cultural manifiesta en las tradiciones y costumbres de las comunidades inmersas en la realidad institucional.
A partir de esta concepción la educación debe estar direccionada hacia una gran meta: Formar estudiantes capaces de desempeñarse en contexto siendo solidarios, justos y equitativos, donde se ponga de manifiesto un mundo más humano y digno para cada persona.
Este propósito es una realidad en la medida en que la identidad cultural se asuma desde un compromiso que enaltezca los valores, principios y filosofía de los pueblos, lógicamente en un andamiaje con la ciencia, la tecnología y el arte. Con un sentido ambientalista y dialógico.
La educación es un encargo social que se debe proponer como una necesidad y no como una obligación en las instituciones educativas del país.
Desde esta propuesta el proceso educativo debe tener en cuenta las necesidades y expectativas de los educandos, pero sobretodo la diversidad cultural manifiesta en las tradiciones y costumbres de las comunidades inmersas en la realidad institucional.
A partir de esta concepción la educación debe estar direccionada hacia una gran meta: Formar estudiantes capaces de desempeñarse en contexto siendo solidarios, justos y equitativos, donde se ponga de manifiesto un mundo más humano y digno para cada persona.
Este propósito es una realidad en la medida en que la identidad cultural se asuma desde un compromiso que enaltezca los valores, principios y filosofía de los pueblos, lógicamente en un andamiaje con la ciencia, la tecnología y el arte. Con un sentido ambientalista y dialógico.